Portobelo, el puerto que cautivó a Cristobal Colón

Portobelo y sus fortificacionesComo ya hiciera nuestro antepasado Cristóbal Colón, (aunque él sin saberlo), nosotros ponemos rumbo a las costas del Caribe panameño, concretamente a Portobelo. Al repetir su nombre más despacio, descubrirás dónde tiene su origen. Se trata de un puerto de increíble belleza, por la que Cristóbal Colón quedó cautivado y lo llamó «Puerto Bello».

Además de su belleza, este puerto atraía a españoles y británicos por otros motivos: fue durante muchos años el centro de convergencia de la llamada ruta del oro, un conjunto de sendas por las que se transportaban los metales preciosos procedentes de Perú. Esta concentración de riquezas en la ciudad atrajo a los piratas británicos que tanto proliferaban en la época.

Portobelo el puerto fortificado

Sólo así se entiende que Portobelo esté lleno de fuertes y castillos fortificados, ya que necesitaban defenderse de los malhechores. Hoy puedes visitar la mayoría de ellos e imaginar cómo sus baterías de cañones disparaban contra los barcos piratas, para proteger y evitar que se embarcasen sus tesoros.

Comenzamos el recorrido precisamente por uno de estos fuertes, el de San Fernando, al que tendrás que acceder en bote, porque se encuentra al otro lado de la bahía. Al desembarcar te maravillará la vista de la ciudad que dejas atrás. Estamos en el último fuerte construido por los españoles, pero en la orilla de la bahía hay otro fuerte, aunque actualmente está en ruinas. Se trata de San Felipe, también conocido como Tofierro o Todohierro, y en él reposan los restos de un conocido corsario inglés: Francis Drake.

Dejamos tranquilo bajo tierra a este temible bucanero y nos dirigimos al fuerte de San Jerónimo, para lo cual pasamos por la Plaza Central. Allí rememoramos los años en los que las ferias se prolongaban durante 30 ó 40 días, llenando Portobelo de comerciantes del viejo y el nuevo mundo, y convirtiendo a esta perla del Caribe colonial en el punto de mira de los corsarios ingleses.

San Jerónimo y el pirata Morgan

Llegamos a la fortaleza de San Jerónimo, donde topamos con la historia de otro terrible pirata: Henry Morgan, que para colmo siempre estaba protegido y respaldado por la Armada Británica. El caso es que siguiendo sus pasos, tomamos la calle del Sol, una calzada colonial muy bien conservada y terminamos en la iglesia de San Felipe, donde dicen que durmió durante su estancia en la ciudad. Morgan sólo abandonó Portobelo cuando le pagaron los 150.000 pesos que había pedido. Admiramos aquí la imagen del Cristo Negro de Portobelo y nosotros también abandonamos la ciudad, pero para ir en busca del río Chagres.

El río Chagres aparece como la visión imposible del paraíso, como un parque jurásico inventado, delante de nuestros ojos. Siglos atrás constituyó la etapa fluvial del Camino de Cruces, la otra ruta utilizada para el transporte de los metales preciosos procedentes de Lima.

Ubicado junto a la desembocadura del río, encontramos el castillo de San Lorenzo el Real, patrimonio de la Humanidad y conocido como la Puerta de América, pues a él llegaban, desde Ciudad de Panamá, las mercancías que tenían como meta, la Corona española cuando reinaba Felipe II. Es un fuerte español del siglo XVII que tiene una vista panorámica hacia la entrada del histórico Chagres y el océano Atlántico. Según cuentan, este lugar fue incendiado por Morgan con una sola flecha.

Ahora sí, abandonamos Portobelo, pero no con 150.000 pesos, sino con un millón de inolvidables imágenes en nuestra memoria.

Imagen: JLG

Leave a Reply

Si continúas usando este sitio, aceptas el uso de cookies. Más información

Los ajustes de cookies en esta web están configurados para «permitir las cookies» y ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues usando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar», estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar